Estimados/as mamás y papás:
Seguramente, si vuestro bebé está experimentando problemas de agarre, una de las cosas que se estén evaluando sea la presencia de un frenillo lingual. Si este frenillo supone una limitación para la movilidad de la lengua, nos encontramos ante una anquiloglosia.
Bien, ya tenéis el diagnóstico, y ahora toca tantear soluciones: habéis probado a cambiar de postura al amamantar; habéis pedido segundas opiniones, pero el dolor de la mamá no cesa durante las tomas; el bebé se frustra,no consigue extraer toda la leche necesaria, llora, está agitado; creéis que incluso pueda estar perdiendo peso, etc.¡Y ya sabemos la caña que nos dan los sanitarios con la ganancia ponderal!
Así que os proponen una rápida y efectiva solución: realizar la frenectomía.
¿Quién la realizará?
La realidad es que no importa necesariamente quién, sino, su formación (conocer técnicas, anatomía y fisiología), su experiencia, y sus valores: el profesional en el que confiáis es aquel que está comprometido con la lactancia materna, la atención temprana, y que os propone una intervención más allá de la frenectomía: la rehabilitación. Os escucha y comprende vuestras inquietudes.
¿En qué consiste?
¿Complicaciones?
El profesional es consciente de la delicadeza que requiere un bebé y de la implicación que tiene la lengua en funciones tan vitales como comer o hablar. Así que tendrá sumo cuidado con los nervios y otras estructuras presentes.
¿Qué puede suceder? Un sangrado más abundante de lo esperado. Ya sabemos lo vascularizada que está la boca, ¿quién no ha sangrado después de una sesión de higiene bucodental?
Si así lo considera el/la sanitario/a, se le aplicará un puntito de sutura, aunque normalmente con la presión de la gasa es suficiente.
¿Qué pasará después?
Podéis iros a casa con normalidad y continuar con la lactancia, como comentaba anteriormente, en la misma consulta se puede retomar.
¿Con una sola operación es suficiente?
Como sucede con cualquier herida, hay que cuidarla para que cicatrice sin molestias. El objetivo es que la lengua alcance la movilidad necesaria. Con la frenectomía, se libera su anclaje, es como si una cuerda la hubiera tenido amarrada hasta entonces.
No obstante, la cicatriz puede causar adherencias por falta de flexibilidad. Por eso debemos realizar una rehabilitación adecuada, así impediremos que crezca tejido cicatrizante demasiado fibroso, regenerando el anterior frenillo. ¡La pescadilla que se muerde la cola!
¿Qué puedo hacer yo como madre/padre?
Consulta a tu profesional de referencia, juntos podéis configurar una rehabilitación que se adapte a vuestras necesidades, desde casa. E integrarla en vuestro día a día como una rutina más. Seguro que incluso podéis introducir canciones y momentos de juego con vuestro bebé: todo es provechoso.
Por último…
Recuerda: como LOGOPEDAS, estamos capacitados/as para acompañarte antes, durante y después de la frenectomía.